La diputada Débora Cardozo manifestó la importancia de recordar esta fecha para no invisibilizar está pandemia que destruye la vida de cientos de miles de mujeres y niños en todo el mundo.
Si bien en este tiempo observamos con atención todo lo que ocurre en torno al Covid 19, lo cierto es que existen otros flagelos que por décadas permanecen insertos entre nosotros, provocando crueles daños a los más vulnerables, sin que hasta el momento los Estados y la sociedad en general, encontremos una solución al problema.
Es que, como dicen los especialistas, las víctimas de trata son en su mayoría, aquellas personas (mujeres y niños principalmente) que padecen tal grado de vulnerabilidad y abandono que nadie nota su ausencia.
Chicos de la calle, huérfanos, mujeres solas, familias con grandes necesidades económicas que carecen de posibilidades para satisfacer sus necesidades mínimas; son blancos fáciles para los inescrupulosos que aprovechan esta situación para llevar adelante sus más perversos planes.
Según cifras oficiales del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento de Víctimas Damnificadas por el Delito de Trata de Personas, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, en los últimos diez años se rescató en todo el país a 13.384 personas víctimas de grupos criminales que lucran con la explotación sexual y laboral. De acuerdo a los datos oficiales de esta misma fuente, solo el año pasado se logró liberar a 1140 víctimas de estas nuevas formas de esclavitud, lo que confirma la gravedad del problema.
Demás está decir que son muchos más los que engrosan la lista de desaparecidos, sin que se tengan programas efectivamente aplicados para reducir este delito.
Es que a pesar de que exista abundante legislación al respecto y severas penas previstas, existe también todo un entramado que involucra a diferentes actores de la sociedad, porque resultaría imposible que lleven a cabo el tráfico de personas de no contar con la colaboración de quienes justamente deberían velar por la seguridad pública.
También es menester recordar que existe una línea gratuita como lo es el 145 para denunciar toda sospecha y que si nos esforzarnos entre todos podemos aportar a evitar la comercialización de seres humanos.
Mientras haya una mujer o un niño explotado sexual o laboralmente o que se comercialice de manera macabra con seres humanos, no podemos quedarnos de brazos cruzados y es deber de cada ciudadano de buena voluntad, luchar desde su lugar para erradicar la esclavitud de personas.