En el conversatorio con el presidente de la Nación, el gobernador chaqueño repasó los desafíos que impone la pospandemia a nivel global, en un mundo donde prevalecen inequidades. “Nuestra provincia pretende hoy ser el símbolo de la recuperación a través de la agroindustria”, resaltó.

“Este mundo que te tocó dirigir –le dijo al presidente- en esta etapa, es la etapa que nos compete, como generación política, poner al descubierto”, resaltó el gobernador Jorge Capitanich durante el conversatorio que compartió esta tarde con Alberto Fernández en el marco de la Feria del Libro Digital Chaco 2020.
“Este mundo requiere un liderazgo con capacidad de articulación multilateral. Es el tiempo de los sueños colectivos, donde todos formemos parte de la comunidad productiva, que significa producir bienes y servicios, con empleos de calidad, integrando la economía del conocimiento con la economía productora de bienes que sean orgullo de nuestros pueblos. Quizás sea nuestro tiempo, este tiempo es el de laconstrucción de un federalismo económico, financiero, productivo, con igualdad de acceso digital”, reflexionó, para citar además en torno a la integración la logística integrada de la hidrovía y el ferrocarril.
“Vivir en una sociedad segura, equitativa, solidaria. Vivir en la sociedad que pensó Alberto, Cristina y todos, en esta sociedad que implica poner a la Argentina y al Chaco de pie”, trazó Capitanich en el espacio donde junto al mandatario nacional abordó y analizó ideas y previsiones para el mundo que viene tras el coronavirus.
Covid-19, falacias y falsedades
En torno al tema que dio motivo al conversatorio, pensar el mundo de la pospandemia, el gobernador chaqueño citó una reflexión del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, en ocasión de un homenaje a Nelson Mandela: “Está exponiendo este COVID-19 falacias y falsedades en todas partes. La mentira de que los mercados libres pueden brindar atención médica para todos. La ficción de que el trabajo de cuidado no remunerado no es trabajo. La ilusión de que vivimos en un mundo pos-racista. El mito de que todos estamos en el mismo bote, porque mientras todos estamos flotando en el mismo mar, está claro que algunos de nosotros estamos en súper-yates mientras que otros se aferran a los escombros flotantes. La desigualdad define nuestro tiempo”.
Con ese marco, Capitanich recordó que más del 70% de la población mundial vive en crecientes desigualdades de ingresos y riquezas; y las 26 personas más ricas del mundo concentran casi la mitad de la riqueza del planeta. “En el mundo, cerca de 4000 millones de personas constituyen la fuerza laboral, de las cuales más de 2000 millones son trabajadores informales. Esta pandemia puso al descubierto la informalidad laboral creciente, la endeblez de los sistemas de seguridad social, la desigualdad pavorosa en la distribución del ingreso y la debilidad de los sistemas sanitarios para atender una crisis de esta magnitud”, repasó.
Luego, dio cuenta de indicadores de la economía: “Si uno observa el mundo, puede verse que, entre 2018 y 2019, tasa de desempleo mundial estaba en el 5,4% y tiene ahora un crecimiento exponencial. El FMI dijo que cerca de 11 millones de dólares fueron provistos por los gobiernos para atender demandas de la pandemia. Tenemos un mundo donde el PBI tiene una cifra inferior a la circulación de instrumentos financieros y de dinero”.
Por otra parte, el repasar desafíos en este nuevo contexto y orden mundial, Capitanich habló en primer término de “la extensión de las guaridas fiscales”. “En el G20 se ha trabajado desde hace años, pero las guaridas son el aguantadero del dinero ilegal e ilegítimo en paraísos, lo que implica entre 7,6 y 10 billones de dólares. Esos recursos no tributan en nuestros países y generan una imposibilidad de atender demandas para equilibrar los problemas de distribución del ingreso”, expuso.
En segundo lugar, también como desafío, mencionó la necesidad de “restructurar los mecanismos financiamiento del sistema de seguridad social”. “La informalidad laboral requiere de nuevos métodos en materia de contribuciones y aportes, que articulen un sistema para establecer estrategias como la renta mínima progresiva, con un método de solidaridad, a partir del cual el umbral de ingresos sea la base para potenciar el consumo, la recuperación de la demanda agregada y la estabilidad macroeconómica de los países”, indicó.
En tercer lugar, el gobernador chaqueño marcó la necesidad de instaurar un sistema sanitario que permita tener una organización con una regulación del sistema de precios de medicamentos e insumos hospitalarios, porque “los precios exorbitantesimplican el vaciamiento de obras sociales y de los sistemas públicos, con su quiebra, para atender a una población con tasa de esperanza de vida creciente”.
Luego colocó como cuarto desafío, y a la vez debate, la defensa de la salud o de las guerras en el mundo: “Los servicios de inteligencia, los mecanismos ilegales para su financiamiento, el narcotráfico y la guerra armamentista, generan asignación de recursos para desestabilizar países, generar principios de injerencia que violan la autodeterminación de los pueblos y promueve una conducta injusta”, trazó.
Capitanich subrayó que “no es posible convivir con una desigualdad de ingresos tan pavorosa. No es posible la coexistencia entre indigencia y pobreza con una riqueza acumulada que genera, a través del sistema financiero, mecanismos de concentración y de poder corporativo”.
Así resaltó, al mencionar la matriz desde el punto de vista político-institucional: “Hoy, el sistema político se traduce como en crisis, porque no puede resolver la confianza de los ciudadanos, en tanto y en cuanto no seamos capaces de atender y satisfacer las demandas. Allí es donde la contradicción entre democracia y corporaciones se pone al descubierto. Las corporaciones se apropian del Estado para satisfacer intereses minoritarios excluyendo el ejercicio de derechos sociales, políticos y civiles de las democracias. Eso genera una estrategia comunicacional cooptada corporativamente para promover una dicotomía entre incluidos y excluidos; promoviendo una agudización de la polarización y logrando grietas no sólo en modalidades de vida sino también en la cultura”, expuso.
Símbolo de recuperación
“Nuestra provincia pretende hoy ser el símbolo de la recuperación de la Argentina a través de la agroindustria, como motor del crecimiento. Y tenemos todo para hacerlo con 11 cultivos agrícolas y casi 1,8 millones de hectáreas, pretendiendo llegar a 3 millones. También queremos llegar a todas las cadenas cárnicas para desarrollar el sector primario vinculado al industrial y al de servicios, para generar más producción, empleo y exportaciones”, planteó el gobernador.
Con satisfacción resaltó que, como provincia, a excepción de las intervenciones federales por las dictaduras militares, Chaco jamás tuvo una intervención federal en democracia. “La democracia ha funcionado plenamente, igual que las instituciones.Nos sentimos orgullosos en esta tierra, nuestra tierra que es tu tierra (le dijo al presidente). Por eso este es un sentido homenaje a nuestra patria chica de la provincia a la institucionalización que significa celebrar 69 años”, indicó, invitándolo al presidente y comprometiendo su presencia para el 2021 cuando se cumplan 70 años.