DOS DÉCADAS Y LOS FANTASMAS DE LA CONVERTIBILIDAD por El prof.Santiago Eduardo Teves

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En el año 2002 con la salida de la convertibilidad y el ajuste fiscal impulsado por el ex ministro de economía Jorge Remes Lenicov, el país alcanzó tristemente el record histórico de pobreza; pero al mismo tiempo allanó el camino hacia el orden fiscal y el crecimiento económico, que se reflejaría hacia fines del año 2007, con índices macroeconómicos positivos, muy parecidas al de las tasas Chinas. Además, el ordenamiento fiscal y la política de desendeudamiento impulsado por el ex presidente Néstor kirchner, daban a la economía Argentina un marco de credibilidad para inversores extranjeros, generando condiciones óptimas para el inversión pública y privada.
Por otro lado, los datos del INDEC publicado en los últimos días ubican a la República Argentina en el top 5 de los países con más inflación en el mundo. El proceso económico iniciado durante la gestión de Axel kichiloff en el ministerio de economía, con una devaluación del 23 % en el año 2014, y profundizada durante el gobierno de Mauricio Macri; muestra nítidamente su lado más oscuro, crecimiento de la pobreza, pérdida del poder adquisitivo del salario de los trabajadores, inestabilidad general de precios de bienes y servicios, escasez de reservas y liquidez para afrontar pagos de la deuda, entre otras variables negativas. ¿Se termina este ciclo económico el 10 de diciembre del año 2023?
A pesar de lo mencionado anteriormente, la política económica del presidente Alberto Fernández no fue muy diferente por dos razones. En primer lugar, la pandemia global; que obligó a los estados a restringir la circulación ciudadana; situación que provocó un derrumbe inédito en tiempos modernos de las economías emergentes. En segundo lugar, la guerra entre Ucrania y Rusia; factor desencadenante en la readecuación de precios de bienes y servicios a nivel internacional, pero principalmente el de la energía.
Indudablemente, en un mundo globalizado y con un capitalismo cada vez más claro en sus propósitos; la economía Argentina tuvo un desempeño moderado durante el año 2022, con un crecimiento estimado por encima del 5%. Sin embargo, la situación de la microeconomía, es cada vez más preocupante, donde los ingresos medios no alcanzan a cubrir la canasta básica de alimentos; y el exponencial endeudamiento en los hogares argentinos con el sistema financiero, es equivalente al 4% del PIB, según los últimos datos del IEF (Índice de Estabilidad Financiera) y del Banco Central (BCRA).
El esquema de acumulación de capitales impuesto hace aproximadamente una década, privilegió la especulación del capitalismo financiero; sobre el capitalismo de la producción y el trabajo; limitando el crecimiento económico, lo que empeoró en gran medida las distintas variables económicas como la pobreza y la distribución del ingreso.
El régimen político Argentino perdió el sentido de pertenencia y en gran medida parte de su carácter integrador y representativo, incapaz de entender la integralidad de los problemas, encerrado en sus particularidades, con planteos reduccionistas que se agotan en la cotidianeidad de los hechos y acontecimientos.
En definitiva hay una desconexión muy grande entre los objetivos de la política y el comportamiento de las variables económicas; donde prevalece el voluntarismo; la magia y las buenas intenciones. Sin embargo, es imprescindible discutir un programa integral antiinflacionario, con perspectiva de crecimiento y desarrollo, como lo hicieron en el siglo pasado países como Israel o España. Por esta razón la dirigencia política de nuestro país debe estar por encima de las cuestiones netamente electoralistas; fortaleciendo la participación, la representación política y la capacidad de diálogo.