El cambio climático es una realidad incuestionable cuyas preocupantes consecuencias se están manifestando por todo el planeta. Es necesario aplicar medidas urgentes antes de que sea demasiado tarde. Sin embargo, la perspectiva de esta devastadora catástrofe es paralizadora y parece que nadie sabe demasiado bien por dónde empezar. Isabel Moreno —física, geofísica, meteoróloga y autora de «Cambio climático para principiantes» (Plan B)— dialoga con su editor, Gonzalo Eltesch, sobre las consecuencias del aumento constante de las temperaturas, su irreversibilidad y las posibles acciones que pueden tomarse para frenar su avance, porque el mañana depende de las decisiones que se tomen hoy.
Por Gonzalo Eltesch
16 de septiembre de 2022: montones de residuos textiles desechados en la orilla de la playa de Chorkor en Accra, Ghana. Crédito: Andrew Caballero-Reynolds (Getty Images).
Gonzalo Eltesch: ¿Cuáles son las causas del cambio climático?
Isabel Moreno: Del actual, principalmente las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de las actividades del ser humano. Los cambios climáticos se producen porque hay un desequilibrio entre la energía que entra y que sale en el sistema climático y esto se puede conseguir de múltiples formas pero, en el cambio actual, son las actividades del ser humano las que están detrás de él. Como decía, la emisión de gases de efecto invernadero provocada por el ser humano es la principal causa, pero nuestra especie también contribuye de otras formas, bien sea emitiendo otro tipo de gases o cambiando los usos de suelo.
Gonzalo Eltesch: En diferentes lugares del mundo se están produciendo ya sea olas de frío u olas de calor, ¿por qué este gran contraste?
Isabel Moreno: Porque que el planeta se esté calentando no implica que en todos los lugares del mundo, todos los días del año, vaya a hacer más calor de lo normal… el sistema climático se comporta de una forma un poco más compleja y provoca que los extremos cálidos sean mucho más frecuentes e intensos que antes, pero no elimina los extremos fríos. De hecho, esto estaba ya predicho hace tiempo: las olas de frío no iban a desaparecer, pero sí se iban a hacer menos frecuentes y es justo lo que estamos observando en la actualidad. Por otro lado, hay otras relaciones que pueden traer olas de frío a algunas regiones del mundo o una alternancia más marcada entre episodios de calor extremo seguidos de temperaturas más bajas.
El mañana depende de hoy
Gonzalo Eltesch: ¿Hay vuelta atrás para evitar una catástrofe climática?
Isabel Moreno: ¿Qué consideramos catástrofe? Algunas personas consideramos que los cambios que ya se han producido son una catástrofe… y lo peor es que en determinados aspectos ya no hay vuelta atrás hagamos lo que hagamos, como en el caso de la subida del nivel del mar. El sistema climático tiene una inercia enorme y, en determinados casos, cada paso avanzado es un paso del que costará mucho retroceder. En algunos aspectos son décadas, en otros siglos, milenios… Ahora bien, ¿qué preferimos? ¿Que el nivel del mar suba 40 cm a final de siglo o dos metros? O este otro ejemplo, ¿que este verano eterno de 2022 siga siendo algo excepcional o que sea mucho más normal en el futuro y tengamos que buscar medidas de adaptación mucho más fuertes para sobrellevarlo? Los límites establecidos en el Acuerdo de París nos mantendrían en escenarios parecidos a lo que tenemos ahora y mantenernos en ellos aún es posible, pero no queda demasiado tiempo para lograrlo. Además, conseguirlo no es como quien estudia un examen el día de antes y consigue aprobar: las acciones deben tomarse cuanto antes y las últimas publicaciones al respecto nos dicen que no estamos ni mucho menos en la senda para lograrlo.
Gonzalo Eltesch: ¿Qué podemos hacer nosotros para contribuir y frenar el cambio climático?
Isabel Moreno: Para mitigar el cambio climático casi que podríamos decir que todo lo que queramos (y podamos, porque no siempre se puede) ¡Y más! Porque lo que está generándolo es mucho más profundo de lo que nos puede parecer en un primer momento. Aunque nos pueda sorprender, las famosas recomendaciones de separar nuestros residuos o utilizar luces led tienen una capacidad de mitigación muy pequeña comparada con otras acciones. ¡Ojo! Es muy importante hacerlo, por supuesto que sí, pero sin perder el foco de que otras cuestiones relacionadas con cómo nos desplazamos o la forma en la que gestionamos nuestra alimentación tienen una huella muchísimo mayor. De todas formas, siempre señalo que no podemos buscar una especie de check-list definitiva con acciones que podamos ir tachando para mitigar por completo el cambio climático, porque en algunos casos hay cuestiones que se escapan de nuestro rango de acción o son difíciles de conseguir como, por ejemplo, elegir de dónde viene la energía que estamos consumiendo. Podremos reducir nuestro consumo energético, sí, pero hasta cierto punto y en muchos casos no podemos controlar desde qué fuente se está generando esa energía (y no, no vamos a resolver el cambio climático únicamente sustituyendo una forma de obtener la energía por otra). O nuestra falta de tiempo diario nos va a hacer difícil buscar alimentos de proximidad y, además, baratos. Nuestras acciones sumadas pueden tener un gran peso y, además, debemos tener en cuenta que ninguna acción climática será posible si la ciudadanía no se suma a ella.