Ya llevamos casi 60 días de cuarentena. Medida muy razonable decretada por el Presidente, para tener tiempo en preparar mejor nuestro endeble sistema de salud y de esta manera disminuir los muertos por el coronavirus en el país.
La contrapartida es su inevitable impacto económico. Hoy el Indec informa que la caída de la actividad en marzo ha sido del 11,5%. Para abril se espera un derrumbe peor.
Casi todos los sectores sociales sufren esta situación, pero los que llegaron a este momento en peores condiciones son los ahora 17 millones de pobres. Allí los ingresos en muchísimos casos no alcanzan para comer. El enorme aumento de gente que asiste a los comedores y merenderos en los barrios es clara prueba de ello.
A mitigar ese enorme drama debería orientarse una parte sustancial de la acción del gobierno nacional. Pero no es así: es insuficiente y limitada su intervención.
En lo que refiere a la imprescindible distribución de alimentos en las barriadas, es lamentable que hoy este muy por debajo de hace dos meses atrás. ¿Cómo es posible argumentar que el Estado no los consigue a precios razonables? ¿Para qué tienen leyes como la de Abastecimiento?
El IFE, por su parte, fue anunciado hace dos meses. De entonces hacia acá solo lo cobraron la mitad de sus beneficiarios. Y los que todavía no han podido acceder al mismo son los mas humildes, esos que ni siquiera tienen cuenta bancaria.
Ayer se conoció además el aumento de junio a los jubilados. Se argumenta que con el mismo el 80% cobrará por encima de la inflación del período. Pero eso no es real si se calcula el aumento en alimentos, que es en esa franja el componente principal de sus gastos. En la suma total a abonar por parte del Estado habrá, en medio de semejante recesión, un ahorro de 34.000 millones de pesos respecto a lo que hubiera correspondido gastar con la ley de actualización de Macri. Nos preguntamos entonces: ¿no hubiera sido correcto en lugar de ahorrar, incrementar un poco mas los haberes de los que menos cobran?
La situación sanitaria sigue complicada, particularmente en el AMBA donde crecen los contagios, preanunciando el mantenimiento de una cuarentena bastante estricta, como corresponde. Es decir, también la continuidad de una marcha muy lenta de la actividad económica. El gobierno nacional no debe permitir, por tanto, que la situación de los que están hoy por debajo de la línea de pobreza, el 40% de argentinos y argentinas, se siga deteriorando al ritmo actual.
Su intervención debe ser contundente y extendida. De ninguna manera a media máquina como hasta ahora.
HUMBERTO TUMINI
Presidente de Libres del Sur