Twitter volvió a quedar en el ojo de la tormenta desde que, a mediados de abril, el multimillonario Elon Musk hizo una oferta para convertirse en su único dueño. Marta Peirano —autora de «El enemigo conoce el sistema» (Debate), prologado por Edward Snowden, y una de las escasas periodistas especializadas en los cruces entre la tecnología y el poder— dialoga aquí con su editor Miguel Aguilar sobre los cambios y los problemas que pueden esperarse en la empresa después del «golpe de estado» del excéntrico dueño de Tesla y SpaceX (y explica, de paso, por qué «las redes sociales son como discotecas»).
14 de abril de 2022: Elon Musk anuncia en su perfil de Twitter que ha hecho una oferta multimillonaria para comprar la red social. Crédito: Getty Images.
Miguel Aguilar: ¿Qué cambia porque Twitter sea ahora propiedad de Elon Musk?
Marta Peirano: Lo primero que cambia es la concentración de poder, que pasa de muchas manos a una. Y la transparencia. La primera medida que ha anunciado será sacar a Twitter de la Bolsa de Valores de Nueva York y, al privatizar una empresa, se acaban las actualizaciones periódicas sobre su negocio. Ya no tendrán que presentar informes trimestrales para los reguladores ni explicar su estrategia y números a los accionistas ni someterse al escrutinio de los medios. Es decir, que Musk habla de liberar Twitter y hacerla abierta, pero su primera decisión implica exactamente lo opuesto: privatizar la empresa, concentrar el poder sobre sí mismo y oscurecer sus movimientos.
Miguel Aguilar: ¿Qué debería cambiar Elon Musk en Twitter?
Marta Peirano: Yo querría solo dos cosas: poder ver la lista de clientes y la cantidad que han pagado por las campañas que configuran el orden y contenido de mi timeline y ver el timeline de otros usuarios para entender cuál es su visión del mundo y quién la patrocina. En tiempo real y en histórico. Creo que permitiría relativizar la experiencia de «los hechos» y ofrecería una ventana interesante al oscuro negocio del marketing digital y las campañas online.
La información es poder
Miguel Aguilar: ¿Qué va a cambiar Elon Musk en Twitter?
Marta Peirano: Eso no podemos saberlo hasta que ocurra, porque Elon Musk es mercurial y porque no está solo. Su compra de Twitter es un golpe de estado que coincide en el tiempo con dos efemérides significativas: era el último mes en la junta directiva de su amigo el ex-CEO y fundador de Twitter Jack Dorsey y se acercaba la revisión del proyecto del heredero de Dorsey, Parag Agrawal. Es la primera desde que lo nombraron CEO el pasado noviembre y no ha cumplido las ambiciosas expectativas de crecimiento y rendimiento económico que asumió entonces. Por esto creo que ha sido una conspiración en equipo y sospecho que las decisiones no dependerán únicamente de la voluntad de Musk.
Miguel Aguilar: ¿Tienen las redes sociales un ciclo de vida que las conduce a la extinción?
Marta Peirano: Las redes sociales son como discotecas, su popularidad es muy generacional. La generación que está ahora en Facebook está envejeciendo en Facebook, igual que la de Instagram; la de Youtube no da el salto a TikTok y la de Twitter no se muda a Discord. Twitter es un poco especial porque es minoritaria, exclusiva y sectorial, además de ser maravillosamente sencilla y directa, pero ninguna durará siempre. Hasta Studio 54 cerró después de tres años.
Miguel Aguilar: ¿Los problemas de Twitter son estructurales o coyunturales?
Marta Peirano: El principal problema de Twitter es que no encuentra la fórmula para seguir haciendo lo que hace y ganar dinero al mismo tiempo. Musk propone cobrar suscripción a empresas e instituciones por usar el servicio, una solución elegante que le funcionó muy bien en Craigslist hace dos décadas. Creo que es un buen plan. Y aún no sabemos exactamente qué significa su promesa de «abrir el algoritmo» y «hacerlo open source» para que otros puedan crear herramientas sobre la plataforma pero podría inyectar nueva vida a la plataforma.