“El arte público en el espacio abierto es el más democrático de todos los artes”. Por María del Carmen Magaz
Mañana jueves 24 de agosto, un calco de relevancia global del David de Miguel Ángel, arribará a la ciudad de Resistencia, Chaco. La cita será en el MUSEUM, ubicado en el Domo del Centenario. Av. de los Inmigrantes 1001 a las 11am. Tal como la sociedad del Renacimiento que, en el año 1501, se encargó de transportar a través de las angostas calles de Florencia las más de seis toneladas de mármol que Miguel Ángel talló a mano, la Fundación Urunday se comprometió con su sueño y lo cumplió: traer a su tierra un David propio.
En este contexto, en esta edición especial de L.A.E (La Aventura Escultórica) sobre el calco del David de Miguel Ángel, dialogamos con María del Carmen Magaz, quién hizo un abordaje integral sobre esta escultura, el espacio público y la visión de Fabriciano.
María del Carmen Magaz es licenciada y profesora en Historia de las Artes por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Es Doctora en Historia, con orientación en arte público, por la Universidad del Salvador. En 1999 obtuvo la beca del Programa Fulbright, como Junior Fellow Researcher en la George Washington University, en Washington D.C. Fue Becaria posdoctoral en Dumbarton Oaks, Research Library and Collection (Trustees for Harvard University), en Washington D.C. Fue asesora de María Eugenia Estenssoro en el Honorable Congreso de la Nación Argentina, en las Comisiones de Cultura y del Bicentenario y en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es Profesora Emérita por la Universidad del Salvador. Creadora y directora de la carrera de Gestión e Historia de las Artes y de los posgrados: Especialización y Maestría en Curaduría de Arte Contemporáneo, aprobadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). En la actualidad es jurado de tesis y está a cargo de la tutoría de alumnos de dichos posgrados.
Lev Tolstoi, Humberto Eco, Pierre Bourdieu, Giorgio Vasari, y muchos pensadores más circularon, de manera sustancial, en esta conversación con Maria Magaz. Nos encontramos a través de un Meet con una ondulante conexión de internet que iba y venía, que pausaba y reiniciaba las voces pero nada de esto importó. En no más de cuarenta minutos de llamada, Magaz, nos abrió un abanico de categorías, un sin fin de posibilidades para el próximo emplazamiento del David.
¿Qué relación va a entablar el David con la comunidad?
Georges Didi–Huberman, considera que la imagen nos plantea que delante de ella estamos siempre frente al tiempo. No importa si se trata de una obra contemporánea o antigua, el pasado y la memoria siempre estarán presentes y desde aquí quiero partir: el arte nos informa sobre el mundo y sobre el hombre. Nos ofrece un registro de la vida humana, nos permite conocer cuales son las mentalidades de época en la obra que estamos observando, cómo son los pensamientos, incluso los sentimientos y las pasiones de aquel momento. Cuando el resistenciano se pare frente al David va a conocer la esencia de la sociedad renacentista, que era el antropocentrismo, la búsqueda de la belleza ideal, la perfección de la línea y, de alguna manera, ese humanismo característico de la Florencia del Cinquecento.
¿Desde dónde se lo va a observar y cuál va a ser su función social?
Desde su presente, nuestro presente. Y, desde el arte, en la actualidad no buscamos ya el ideal de belleza, no buscamos la perfección. Cuando el ciudadano esté de cara al David va a estar parado frente al tiempo. Las obras de arte tienen diversos niveles de significación y todas estas significaciones e interpretaciones son válidas. Va a haber tantos David en Resistencia como espectadores lo estén observando. Cuando uno aprecia una obra de arte se dispara una conexión, una interrelación entre el espectador y la pieza. Y esto abre puertas a los sentidos, a los sentimientos y a la facultad de pensar.
Como dice Giorgio Agamben en El hombre sin contenido : Ante una imagen, tenemos humildemente que reconocer lo siguiente: que probablemente ella nos sobrevivirá́, que ante ella somos el elemento frágil, el elemento de paso, y que, ante nosotros, ella es el elemento del futuro, el elemento de la duración. La imagen a menudo tiene más de memoria y más de porvenir que el ser que la mira. Y El David en Resistencia también nos está demostrando lo antedicho porque tenemos que pensar que es una obra de más de 500 años.
Lev Tolstoi decía, en el siglo XIX, que el valor social del arte recae en el hecho de que con las artes, y a través de ellas, las personas compartimos emociones y esto forma parte de un proceso educativo. Creo entonces que el valor principal del David emplazado en Resistencia será el educativo y, por ende, el emocional. Otro de los elementos que nos va a hacer sentir observar al David, y en esto me inspiro en George Agamben, va a ser la fragilidad. Porque frente a esa obra, nosotros podemos tomar conciencia de que somos frágiles, que estamos de paso. El David tiene más de 500 años y él va a perdurar mucho más que nosotros. El mismo tiene más de memoria y de porvenir que cada uno de los espectadores que lo observe.
¿Qué significado tiene el espacio público donde va a ser emplazado?
El espacio público está en la esencia de lo urbano; desde la antigüedad hasta nuestros días es el espacio del encuentro y de intercambio. Es, en resumen, un espacio de la gente y para la gente, un lugar donde los habitantes se preparan social y vocacionalmente para ser ciudadanos. Si consideramos la palabra “público” (deriva del latín populus), significa “perteneciente o con características de la gente”. Su etimología da a entender que las prácticas de lo público están relacionadas con la ciudad, la política y el pueblo.
Muchos pensadores, como Pierre Bourdieu, han analizado el espacio público, no como un mero receptáculo o telón de fondo de acontecimientos históricos, políticos y sociales, sino como un lugar que se define como un proceso abierto, consecuencia de las relaciones sociales, por lo cual podemos encontrar creación de espacios simbólicos en cada ciudad. El espacio público, adquiere entonces una importancia crucial, que debe considerarse para definir dónde se emplazará una obra y comprender la relación de mutua influencia con la sociedad o la comunidad.
El espacio público es lo que da identidad y carácter a una ciudad, lo que permite reconocerla y vivirla en sus sitios naturales y culturales. En este sentido, Resistencia tiene un espacio público único en su categoría con más de 650 obras emplazadas en veredas, plazas y parques, que además no son vandalizadas y que se identifican con los habitantes.
El lugar original del emplazamiento del David fue histórico: el corazón político y social de Florencia en el Cinquecento, donde incluso había sido quemado Girolamo Savonarola -religioso dominico, predicador italiano, confesor del gobernador de Florencia que fue ahorcado y quemado por denunciar la corrupción de la iglesia católica-. Pienso entonces que el lugar elegido para emplazar el David también es algo único: el Parque 2 de febrero. Es el centro por excelencia del arte contemporáneo donde se llevan a cabo las Bienales, el corazón cultural del evento más destacado organizado en Resistencia cada dos años. Además es el lugar en donde, en 1878, llegaron los primeros inmigrantes friulanos italianos, de allí el nombre del parque, tanto como que al auditorio se denomine Duomo o Domo en este lugar. Creo que no hay un lugar mejor pensado desde lo simbólico y espacial. El arte público en el espacio abierto es el más democrático de todos los artes.
Fabriciano en sus palabras
Fue una persona reconocida por todos, llevado en andas cuando volvió de Noruega, reconocido, como el David por su pueblo, al nombrarlo rey. Decía, cuando donó su casa para museo “Me voy como vine: sin nada, liviano, pero con la carga interior de haber sido un afortunado en la vida y poder decir: He cumplido”. El David también está desnudo, sin armadura, sin espada, solo con la honda y las piedras y ese material, además de la madera y el metal, era uno de los que trabajaba Fabriciano.
Decía: “No inicies un proyecto si no estás convencido” y él, como el David, estaba convencido de que iba a poder lograr lo que se proponía. Trabajó para hacer del arte un bien de todos y el David es un bien escultórico universal.
Como el David, supo dónde poner su piedra y creó con Mimo Eidman la Bienal, la Fundación Urunday, y una Resistencia con magia vinculada a lo escultórico, también supo formar equipos para que continúen con sus ideales.
“Cuando tengamos el David entre nosotros, no habrá necesidad de viajar hasta Italia para conocerlo”, sostuvo Fabriciano como parte de sus anhelos de llevar el arte a sus conciudadanos. Siempre pensaba que podía llevar al Chaco y esto se visualiza en la gran cantidad de artistas que conocieron Resistencia a lo largo de tres décadas del concurso de esculturas.
El mensaje del David era claro: lo que importa es la virtud humana. El triunfo de la inteligencia, la ponderación de las acciones, Fabriciano fue un hacedor, como el David y los une la preocupación por su pueblo y el compromiso con los suyos.
Una conclusión
Esta nueva escultura se sumará al diálogo con las casi 650 obras ya emplazadas en Resistencia. Desde la técnica pone al Chaco a la vanguardia de las nuevas manufacturas en tecnologías innovadoras del arte y, así, los resistencianos suman un hito de la escultura clásica que atraerá al turismo cultural porque es una de las obras más relevantes del mundo. Pienso que su presencia será también una forma de fomentar la educación y el conocimiento sobre el arte: una manera de promover la importancia de la figura humana en el arte de hoy, en tiempos donde la abstracción ha avanzado sobre la figuración. La llegada de este David a Resistencia tiene un significado cultural, educativo y estético que con seguridad va a enriquecer la vida de los habitantes de dicha ciudad.
Contenidos: Guido Moro y Virginia Quirelli
Arte: Brian Ariel Dufek
Editor: Marcelo Nieto