Esta pandemia pone al descubierto la necesidad de impulsar cambios estructurales a nivel internacional, nacional y provincial. Quiero sólo ocuparme de lo provincial. Brevemente. No es hora de disputas innecesarias y estériles.
Es hora de la paciencia y de la humildad. De escuchar a todos y de escucharnos. Pero sinceramente. Sin especulaciones mezquinas.
Propuse una reforma constitucional con 28 puntos sustanciales para mejorar la calidad institucional y democrática: no reelección indefinida para intendentes y diputados, limitación al mandato de los jueces, concursos de antecedentes y oposición para organismos de rango constitucional.
En fin, propuestas alabadas por constitucionalistas de nota y por la comunidad, pero resistidas tenazmente por los diputados provinciales de la oposición. Dicen que están de acuerdo, pero….al final no avanzamos.
Propuse una agenda digital con apagón analógico, proceso iniciado en el año 2008 que requiere avanzar en 1.000 trámites electrónicos adicionales a los 1.504 habilitados por la Subsecretaría de Gestión Tecnológica. Logramos para el año 2015 integrar 2.200 km de red de fibra óptica, unir 47 localidades e integrarnos a la red de capricornio como una política de estado sostenida durante 12 años. Estamos todos de acuerdo, pero no pudimos avanzar en el tratamiento legislativo.
Propuse un proceso de descentralización de políticas públicas a los municipios garantizando los derechos de los trabajadores, un sistema de jubilación anticipada y un modelo de regularización de la deuda pública consolidada. Mantuvimos reuniones con las 10 regiones administrativas pero no pudimos avanzar.
Diseñamos tres ejes: reforma constitucional, agenda digital y descentralización. Pero no avanzamos con las políticas de estado.
Propiciamos un pacto político, económico y social con diez compromisos que cuenta con el aval mayoritario y el consenso del Consejo Económico y Social, empresarios y trabajadores, pero no pudimos avanzar con el sistema político.
Propusimos 50 iniciativas legislativas, pero no hemos tenido la posibilidad de debatir seriamente, sin chicanas ni operaciones de prensa el contenido de las mismas en el marco de una sociedad democrática, sin estridencias y con el respeto del intercambio fructífero de mayorías y minorías.
La pandemia COVID-19 nos afectó desde un inicio y nos afecta severamente. Tomamos las decisiones anticipadamente pero tenemos circulación comunitaria.
Esta pandemia golpea a los países más poderosos del mundo. Pone en crisis a sistemas sanitarios más potentes. Destruye psicológicamente a las personas. Mata a miles de personas, sin todavía poder descubrir una vacuna, o un remedio. Cuestiona severamente a la Organización Mundial de la Salud. Y no reconoce ni derechas ni izquierdas, ni gobiernos democráticos ni autoritarios ni tampoco distingue partidos políticos o diferencias ideológicas respecto a administraciones diversas.
Tenemos casi tres veces menos de población que CABA y menos de 15 veces de casos de COVID-19. ¿Ese puede ser un criterio de éxito? De ninguna manera. Afecta a un gobierno como el de Horacio Rodríguez Larreta como también nos afecta a nosotros. No pongo en duda el esfuerzo y la enjundia del Jefe de Gobierno de CABA y de su equipo para neutralizar los efectos de esta pandemia pero la misma ha demostrado ser persistente.
Todo el tiempo escucho las voces de quienes dicen que no nos dejamos ayudar. Que no escuchamos consejos. Que actuamos con soberbia. Que es necesario cambiar el equipo de salud. Que no aceptamos consejos de expertos.
Todas las acciones que se toman son consultadas con las autoridades sanitarias nacionales y su comité de expertos. Del mismo modo, escuchamos recomendaciones y consejos de nuestros especialistas. Venceremos la pandemia con unidad y acción.
Pero también deberemos encarar la post-pandemia. Desarrollamos un plan de recuperación económica, desarrollo productivo e infraestructura. Y aceptamos con humildad todas las contribuciones posibles.
Tengo vasta experiencia y trayectoria. Jamás experimenté tamaña agresión por redes sociales y medios de comunicación, inculpándonos de cuestiones que tienen que ver con una pandemia destructiva.
Creo en Dios. El nos guiará por el buen camino. Pero debemos respetarnos entre todos. Los que creen y los que no creen. Con humildad, paciencia y fortaleza.
Repito: ¿Y si nos damos una nueva oportunidad? Seguramente nuestro pueblo nos lo agradecerá. Reforma constitucional. Agenda digital. Descentralización. Pacto político, económico y social. Integración a los equipos de gobierno a la oposición. Debate abierto y democrático de las iniciativas legislativas con respeto.
Y estoy dispuesto a mover la primera ficha: No reelección.
Las oportunidades suelen pasar muy quedo…. lo dijo alguien que fue Presidente de la Nación en tres oportunidades.
No la desperdiciemos.